«Sublime Gracia» ha sido uno de los himnos más escuchado por la iglesia de Cristo y podríamos decir que el mismo nos narra fielmente el poder de Dios para alcanzarnos, que nada de esto ha sido por nuestras propias fuerzas, sino por Su gracia, por Su amor.
«Ya libre soy, Dios me salvó y mis cadenas ya Él rompió». Demos gloria a Dios en este momento, porque Su gracia es sublime, y siendo nosotros viles pecadores, Él nos ha amado con un amor que es sobre todo amor. Gloria a Dios por Su gracia, porque siempre nos ha guiado, y como dice la canción, nos guiará feliz.