Buen día.
Circula una “#noticia” en las redes sociales de que me convertí al catolicismo. Esto no es cierto. Respeto a mis hermanos católicos y muchos de ellos son mis amigos, pero no he cambiado de religión o denominación cristiana, soy simple y sencillamente un seguidor de Jesús.
Por otra parte, yo no sé ustedes, pero a mí me cansan las notas aclaratorias. A través de las redes sociales diariamente se lee una sarta de mentiras, mentiras que los cristianos sin compasión, sin educación y discernimiento se encargan de difundir.
Si tan solo leyéramos más detenidamente lo que se publica, nos daríamos cuenta que no es cierto. #EsLamentable, pero parece ser que a la gente no le importa la verdad, prefieren la difamación.
En los últimos años he tenido que desarrollar mucha paciencia para no enojarme por los comentarios cáusticos llenos de burla y odio en las redes sociales. Lo he dicho antes y lo vuelvo a repetir, las redes sociales han descubierto la desnudez de los evangélicos, el orgullo de sentirse los únicos depositarios de la verdad, el menosprecio a los que piensan diferente a ellos. El odio y el fanatismo son actitudes que dan pena.
A veces me avergüenza llamarme cristiano. En las redes sociales hemos bloqueado a más de 100,000 personas ofensivas, no porque me ofenden a mí, sino porque dan un testimonio terrible, no se comportan como seguidores de Jesús. Esas 100,000 personas representan menos del 1% de nuestros seguidores, pero son tan militantes y vitriólicos en sus comentarios que dan una terrible imagen al cristianismo.
En fin, ¿Qué más puedo decir? Los comentarios seguirán, porque el fanatismo y la ignorancia son primas hermanas muy atrevidas.
Dios tenga misericordia de nosotros.