Cuando cantamos a Dios de todo corazón, nuestras vidas cambian y recibimos gracia y paz del Señor, son muchas las cosas que a nuestro alrededor se van y vienen, terminan los procesos y vienen las bendiciones. Esto es porque alabamos a Dios desinteresadamente.
Cada mañana al levantarnos, cantemos a Dios con un corazón dispuesto a dar lo mejor a Dios, que cuando vayamos delante de Él nos humillemos dándole gloria y honor solo a Él, que al estar delante de Él podamos cantar con gran gozo y júbilo.
Al cantar traemos liberación a nuestras vidas y a aquellos que nos rodean, porque de una o de otra forma también las dificultades vienen para aquellos que nos rodean, pero y cantamos e intercedemos a Dios en alabanzas, entonces ellos serán libertados.
En este Salmo vemos que el salmista David, habla de nuestro Dios, que Él puso cántico nuevo en su boca. Por eso demos cánticos de alabanzas, cánticos de regocijo a Dios.
Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios.
Verán esto muchos, y temerán,
Y confiarán en Jehová.
Salmos 40:3
Por eso seamos fieles en adoración al Señor, porque al cantar muchas cosas pueden cambiar en cada una de nuestras vidas. Todos aquellos que no habían escuchado de lo alto y sublime que es Dios, estos entonces también cantaran y serán libertados de aquello que los tenia cautivos, y todo esto pasara porque Dios llegó a sus vidas a través de los cánticos.
Cantemos a Dios libremente, cantemos a Él porque Él nos ha favorecido, porque su amor, bondad y gracia están con nosotros. Alabemos su nombre, que su poder y grandeza sean anunciados por todo el mundo, que con nuestras alabanzas se muevan los montes, los cielos canten, que las nubes se muevan y descienda lluvia en honor a Dios, que la tierra grite el nombre de Dios, porque todo fue creado por Él. Así que, cantemos en su honor y seremos libertado.