Cantemos a Dios con nuestra discapacidad, cantemos a Él en nuestros peores momentos

He tenido momentos en el que veo muchas personas con discapacidad física que están cantando para el Señor, ellos sirven a Dios con el amor que si estuvieran bien de todo su cuerpo. Esto es muy bueno, cuando aún nuestros impedimentos físicos no nos detienen que alabemos a Dios.

También me encontrado con muchos que ni siquiera agradecen a Dios por los momentos de dificultad que tienen, ni cantan, ni alaban Dios en sus momentos malos y de discapacidad, pero todos debemos dar gracias a Dios por todo y glorificar a Dios por encima de todo lo que nos pueda pasar, por lo que nos pasó. Dios es bueno.

De Dios es la gracia si tú en tu vida sana cantabas a Dios con todo tu corazón, pero que mediante el camino pasaste o estás pasando por un proceso de salud que no te permite adorar a Dios como lo hacías antes de enfermar. Pues quiero decirte que eso no debe detenerte a que sigas enalteciendo a Dios así como lo hacías antes. Recuerda que el proceso y la dificultad no dura para siempre, el Señor está contigo como poderoso gigante. Canta a Él, rinde todo y muchos verán que alabas al Señor hasta en tu peor momento.

Pongamos un ejemplo de un joven que inició en la música a los 18 años, esto lo descubrió cuando frecuentaba a una iglesia que su familia asistía y se dio cuenta que tenía este talento de cantar para Dios. Este joven presentó una enfermedad llamada Distrofia Muscular de Duchenne (DMD). Esta enfermedad causó que él estuviese en una silla de ruedas, pero el joven cuenta que esta enfermedad no lo detiene.

También dijo que cantar provoca que su alma tenga alivio y desde su silla de ruedas glorifica al Señor. Tiene sus propias canciones a ritmo de pop melódico, a continuación les dejamos un video de él:

Así que, no nos detengamos ante nada, cantemos a Dios, Él es nuestro ayudador y sustento, en medio las dificultad recibiremos fuerzas para continuar adorando Su Nombre.

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Dios es mi fortaleza y mi cántico
Con mi boca dirijo mi canto a Ti Señor