A veces nos cansamos de exigirle a Dios que venga en nuestra ayuda, que nos extienda su mano poderosa, que queremos ser librados, pero ¿qué pasa que cuando recibes esa ayuda perfecta y que llega a tiempo? Pues no agradeces al Señor, porque solo querías aprovecharte de la ayuda que Dios te daría. Sé agradecido con Dios, alaba Su Santo Nombre y canta alabanzas al Dios Todopoderoso. Dios no es un Dios de maldad porque en Él habita la bondad y un amor infinito que no puedes llegar a comprender.
Es bueno que día tras día seas una persona humilde de corazón y que te puedas humillar ante el Señor, que puedas unirte a los demás en una sola adoración en agradecimiento a Dios, porque Su bondad y misericordia nos alcanzó a todos. Demos cánticos delante de Dios humillados en Su Espíritu de alabanzas a Dios.